Mucha música sobre el escenario del patio del Castillo San Romualdo y sobre todo, mucha juventud. No mucho futuro porque ya lo son, pero con muchos años por delante para seguir estudiando y creando nuevas formas, más música.
Zen del Sur es de esos grupos que no decepcionan ni siquiera cuando uno va a escucharlos esperando mucho folclore y mucho ritmo. Son de los que se meten a la gente en el bolsillo con sólo comenzar porque se ve en sus componentes la calidad que atesoran.
Interpretaron su disco,
Senderos Musicales, de principio a fin y muchos podrían haber pensado que actuaban con playback, dada la perfección que mostraban. El viento de la noche del jueves se encargaba de constatar el directo de vez en cuando, muy esquivado desde la mesa de sonido para no dejar un solo micro abierto que no estuvieran usándose.
Carlos López en el piano y como maestro de ceremonias, además de otros instrumentos y María Prado en el chelo. Noemí pareja en las guitarras y Rubén Llorach en la percusión. Cuatro intérpretes que a veces parecían multitud y siempre eran cuatro, en plural y en singular.
Las Noches del Castillo no podían comenzar de mejor forma.