Llegaba del mundo del vídeo, el de las televisiones cuyo trabajo comienza por la mañana y ya no se sabe cuándo termina, cámara a cuestas. Y descubrió un mundo nuevo en la animación que lo ha llevado al lugar que ocupa en la actualidad y que le permite hacer lo que le gusta y vivir de ello.
No empezó formando parte de uno de esos tumultuosos equipos de Disney que emplean a centenares de personas para hacer una película de animación y tardan años en montar 90 minutos.
Comenzó con plastilina, fotografiando cada movimiento para animar las figuras y tardó lo que no hay en los escritos. Luego ya comenzó con lo que ahora es un trabajo que se cotiza en publicidad y se reconoce entre los especialistas, que no en vano ha sido finalista en dos ediciones de Notodofilmfest, la última vez este año.
Cada uno de los trabajos que realiza, no sólo a través de programas informáticos, que los personajes hay que crearlos a mano, le lleva aproximadamente un mes, pero suponen pequeñas obras de arte.
La carrera de David Ibernia comenzó con cortos amateur como
Amiga mía (corto ganador de un premio en el Malagacrea 2004) y tras un periodo de trabajo como cámara y editor en televisión, sigue en el mundo audiovisual con notables obras como el cortometraje
Silencio en el cielo -nominado al mejor corto de animación en el FIBABC 2018-, videoclips como el estrenado recientemente Perverse Denigration of God de la banda de metal Devil In You o la serie de
Colegas en el que se desarrollan unos diálogos reales de situaciones cotidianas y extrapolados a un stop-motion en plastilina. Así mismo ha colaborado con Alex O’Doherty o el ganador de un Goya por
Ágora, Javier León.
El cortometraje
En el cine (Año 1 A.C fue nominado este año a la Mejor Película, compitiendo con otros ocho cortos seleccionados de más de 700 cortos presentados desde 17 países. No ganó, pero estar allí ya lo considera un logro, sobre todo cuando el año pasado ocurrió lo mismo con el cortometraje
El pollo persona, esta vez en la categoría de Mejor Película de Animación, premio que finalmente recayó en César Linga por su
Bellzebub.
Trabaja con empresas de distintos países, con músicos y con firmas comerciales haciendo cortos de publicidad. Todo ello lo cuenta en la entrevista grabada en esta casa.