La
Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía ha confirmado una
intoxicación alimentaria registrada en la
residencia de estudiantes Rosario Valpuesta, ubicada en Montequinto, y que ha contabilizado
46 casos, de los que
dos precisaron hospitalización, y en los que la sospecha recae sobre el consumo de
tortilla, además de detectarse “deficiencias en el
registro de temperaturas y de
trazabilidad”.
Según Salud, el brote se detectó la
pasada semana, con la mayoría de los estudiantes afectados con
“síntomas leves”, como vómitos y malestar, aunque
dos de ellos requirieron hospitalización pero ya han
sido dados de alta. Tras el análisis de los afectados,
sólo dos de los 46 afectados han dado
positivo por Salmonella y, en principio,
las sospechas recaen sobre el consumo de tortilla.
Así, la Consejería ha detectado que, tras
analizar los alimentos y las instalaciones de la residencia de estudiantes, Salud Pública ha detectado
“deficiencias en el registro de temperaturas y de trazabilidad”.
Según ha relatado una familiar de
una de las alumnas que sí requirió hospitalización, los estudiantes comenzaron a tener los síntomas entre el
miércoles y el jueves, y en su caso en concreto, requirió
hospitalización y en dos ocasiones.
Así, tras ingresar en un centro hospitalario con un
cuadro de vómitos, permaneció
atendida con suero y tratamiento médico para paralizar las náuseas hasta que fue
dada de alta y volvió a la residencia, pero
la noche la pasó “fatal, decía que se iba a morir”, relata, por lo que por la mañana una ambulancia
la trasladó de nuevo al hospital “porque no podía ni andar”.
De esta forma, la joven permaneció
toda la jornada en el hospital hasta que fue dada de alta sobre las nueve de la noche. En estos momentos, continúa
recuperándose en su domicilio aunque sigue “sin comer y vomitando”, relatan sobre la incidencia que el brote ha tenido en ella, que
tuvo los síntomas casi inmediatamente y no a los dos días “cuando suelen aparecer los de salmonelosis”.
Protocolo de Salud
Ante un caso de brote,
Salud activa un protocolo que incluye
estudio de alimentos, instalaciones y muestras biológicas de los afectados, además de una
encuesta epidemiológica que se extiende, además de a los enfermos, a los
sospechosos, buscando otros posibles afectados.
La investigación sobre las causas del brote incluye a los
manipuladores de alimentos implicados y a los
locales (estructuras, prácticas de fabricación y manipulación),
instalaciones y productos alimenticios susceptibles de estar implicados en el brote.
Además de
tomar muestras de los alimentos, si se considera necesario se adoptan
medidas cautelares y/o expedientes sancionadores, y, dado el caso, se propone una
alerta ascendente cuando el brote puede aumentar en afectados.