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Sevilla

Condenado un preso por agredir de un cabezazo a un policía durante el traslado para ser juzgado

A un año de cárcel

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La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a un año de cárcel a un preso por agredir de un cabezazo en el rostro a un policía nacional durante un traslado desde la cárcel para ser enjuiciado en un juzgado de lo Penal de la capital hispalense.

   En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial condena a Raúl F.M. a un año de cárcel por un delito de atentado y a seis días de localización permanente por una falta, ya que empujó a un segundo agente, así como a que indemnice con un total de 1.650 euros a los policías por las secuelas.

   Los hechos tuvieron lugar el 9 de marzo de 2011, cuando el imputado fue conducido desde la cárcel de Morón de la Frontera hasta el edificio Noga de Sevilla, donde se ubican los juzgados de lo Penal, para asistir a un juicio oral.


   Sobre las 10,00 horas, y cuando el acusado fue entregado por la Guardia Civil que lo custodiaba a los policías encargados ese día de los calabozos del edificio, uno de los agentes pidió al encausado que dejase la bolsa con comida que traía en el exterior antes de pasar al interior del calabozo.

   En ese momento, el imputado lanzó "violentamente" la bolsa de comida contra la pared y, al dirigirse el agente hacia él para reprenderle esta conducta, el acusado le dio un fuerte empujón, llegando el agente a impactar contra la pared.

   Entonces, el segundo policía intentó auxiliar a su compañero, cogiendo al imputado por el pecho y por una mano para ponerlo de cara a la pared, si bien el acusado se giró y, "con una gran violencia", le dio un cabezazo en el pómulo izquierdo, cayendo el policía al suelo.

   Al oír los gritos, otros dos agentes que se encontraban en la zona contigua de los calabozos acudieron al lugar y redujeron al acusado tirándolo al suelo y esposándolo, no obstante lo cual el imputado no dejó de proferir insultos hacia el policía al que había agredido, advirtiéndole de que "esto no se iba a quedar así, que no sabía quien era su familia, que ya se enteraría el día del juicio cuando le cortaran el cuello con un machete, que él no tenía nada que perder porque le quedaban 40 años en la cárcel".

   El juicio por estos hechos no llegó a celebrarse después de que el acusado mostrara su conformidad con la petición de pena planteada por el fiscal.

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