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Sevilla

El Betis gana en el estreno de Juan Merino como entrenador

Fue el conjunto sevillano el que se adaptó mejor a estas condiciones desde los primeros minutos

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Un Betis muy efectivo derrotó a domicilio (0-2), en el estreno de Juan Merino como entrenador, al Llagostera en un partido trabado que estuvo condicionado por el fuerte aguacero que cayó en Palamós y que dejó impracticable el terreno de juego.

Fue el conjunto sevillano el que se adaptó mejor a estas condiciones desde los primeros minutos. El Llagostera buscaba las faltas laterales para poder aprovechar su poderío en la estrategia, pero la primera ocasión fue para los andaluces, quienes avisaron por mediación de Ceballos en un tiro que se marchó alto.

Las pésimas condiciones del césped obligaban a ambos equipos a buscar balones aéreos para poder crear peligro. Y no sucedió nada interesante hasta la media hora, con otro tiro lejano del conjunto bético que se fue por poco a la derecha de Moragón.


Los locales solo pudieron acercarse a la portería visitante con algún saque de esquina, pero llegaron al descanso sin haber chutado entre los tres palos.

La segunda mitad se inició con un ritmo parecido al de la primera pero con un Betis más enchufado. Solo habían transcurrido tres minutos de la reanudación hasta que N'diaye lo probó desde fuera del área pero sin suerte.

La pegada sevillana tuvo premio en el minuto 51. Kadir puso un centro templado al corazón del área y Rubén Castro exhibió su poder remateador cabeceando a la red para lograr el 0-1.

El técnico del Llagostera, Lluís Carrillo, intentó refrescar el equipo metiendo a Izmaz y Sergio León para buscar una reacción que se podía haber producido si los catalanes llegan a empatar el partido en el minuto 66.

Sergio León botaba un córner al segundo palo y Tarradellas remataba al travesaño tras el rechace de la defensa bética. La pelota quedó muerta en la línea de gol, pero Adán logró blocarla antes de que algún jugador del Llagostera pusiera la puntera para empatar.

Tras unos minutos donde parecía que los locales estaban más cerca de marcar que no los visitantes, llegó la puntilla del Betis a diez minutos para el final, en un balón largo que recogió Rubén Castro para apurar hasta la línea de fondo y dar el pase de la muerte a Renella, que solo tuvo que empujar el balón.

Ya no sucedió nada más. Con el partido ya sentenciado por el Betis y el campo convertido definitivamente en un barrizal, ambos equipos dejaron pasar los últimos minutos hasta oír el pitido final.

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