El catedrático de Física Aplicada de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Sevilla, Emilio Gómez González,y el neurocirujano del Hospital Universitario Virgen del Rocío, Javier Márquez Rivas, son los responsables del proyecto que va a financiar el consorcio de centros de investigación europeos liderado por el CERN para la creación de un dispositivo que permitirá eliminar, de forma no invasiva (esto es, sin cirugía), las obstrucciones que afectan a las válvulas implantadas en el cerebro de los pacientes con hidrocefalia.
En la investigación, cuya primera fase se prolongará durante un año, participan además del Grupo de Física Interdisciplinar de la ETS Ingeniería de la Universidad de Sevilla a través de la Asociación de Investigación y Cooperación Industrial de Andalucía (AICIA), dirigido por Emilio Gómez, investigadores del Grupo de Neurociencia Aplicada del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS), dirigido por Javier Márquez, y Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA), a cargo de la transferencia de tecnología.
El proyecto de los científicos sevillanos se titula «Diseño inicial y prueba de concepto de un dispositivo de mano, basado en la combinación de imagen óptica y ultrasonidos enfocados, para la limpieza no invasiva de los dispositivos de derivación de líquido cefalorraquídeo implantados en pacientes con hidrocefalia». Y al dispositivo en cuestión lo han llamado “Fusclean”.
La hidrocefalia es una enfermedad que implica la acumulación de una cantidad excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro, que se evacúa mediante un sistema de derivación, con una válvula y un catéter, que conduce el exceso de líquido hacia otras zonas del cuerpo. La instalación de ese sistema requiere de cirugía y, hasta ahora, también el mantenimiento y la limpieza de las válvulas, que terminan obstruyéndose por la acumulación de proteínas y otros residuos, lo que constituye una de las complicaciones más frecuentes en los pacientes de hidrocefalia.
«El diagnóstico y el tratamiento tempranos de las complicaciones (obstrucciones) de las derivaciones implantadas en el cerebro de los pacientes de hidrocefalia es actualmente un gran desafío científico y médico, puesto que no existen tecnologías o protocolos preventivos para evitarlos», afirman los responsables de la investigación. «Estas complicaciones afectan a la práctica totalidad de los pacientes en un periodo de 10 años desde que se implanta la derivación».
El sistema que están diseñando Emilio Gómez y Javier Márquez combina una tecnología basada en física aplicada, neurofotónica e inteligencia artificial, al servicio de la neurocirugía, que permitirá realizar la limpieza de las válvulas de forma preventiva, antes de que se obstruyan, sin necesidad de recurrir a la cirugía, lo que reducirá considerablemente no sólo los riesgos y posibles secuelas para el paciente, sino también el coste económico de la intervención y el mantenimiento del dispositivo implantado.
Los proyectos de investigación aplicada (I+D+i) de la UE
La convocatoria de ayudas europeas para la investigación ATTRACT ha recibido 1.211 propuestas de más de 40 países de todo el mundo. Finalmente han sido 170 proyectos los seleccionados por su carácter innovador, entre ellos el Fusclean de Gómez González y Márquez Rivas.
Este programa de investigación aplicada, con un presupuesto total de 17 millones de euros, tiene el respaldo de un consorcio integrado por los nueve centros europeos de investigación más importantes, liderados por la Organización Europea para la Investigación Nuclear, el CERN, con sede en Suiza, donde opera el acelerador de partículas más grande del mundo. El objetivo de la convocatoria es desarrollar «tecnologías innovadoras y rompedoras (en inglés breakthrough) para la ciencia y para la sociedad».
El proyecto andaluz tiene un gran impacto social. La hidrocefalia afecta, principalmente, a niños (1 de cada 1.000) y a personas mayores (un 0.4% de los mayores de 65 años), lo que representa en torno a unas 50.000 o 60.000 personas sólo en Andalucía.
Además, es un ejemplo de innovación y transferencia de conocimientos desde el ámbito de la Universidad a la sociedad. «Supone la aplicación de los avances de la ciencia y la tecnología a la solución de problemas en el ámbito de la salud y el bienestar social, dentro del nuevo paradigma de medicina personalizada», apuntan los científicos.