Tanto la Fiscalía como la acusación particular que representa a la madre han elevado a definitiva la petición para el expolicía de Alcalá, ya inhabilitado
La Fiscalía ha mantenido la petición de condena a 17 años de prisión para el expolicía de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) acusado de sustracción de menores y lesiones por no entregar a sus dos hijos a la expareja, hechos que ha reconocido y justificado por su consumo de alcohol y una enfermedad mental.
Tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular que representa a la madre de los niños han elevado a definitiva la petición de 17 años de cárcel para Manuel L.G., un policía inhabilitado y acusado de dos delitos de sustracción de menores y otros tres de lesiones psíquicas.
Los hechos juzgados este lunes en el Penal 2 de Granada se remontan a la Navidad de 2017 cuando el acusado tenía un permiso para disfrutar de sus hijos, que debía entregar a la madre el 30 de diciembre en el punto de encuentro de Granada al que no fue.
Manuel ha reconocido los hechos pero ha dicho que pretendía pasar más tiempo con los niños, a los que temía perder cuando entrara en prisión para cumplir una condena a dos años y 10 meses de cárcel.
"Mi estado emocional era lamentable, con alcohol y ansiolíticos", ha explicado el acusado, que ha relatado sus problemas de alcoholismo y su falta de salud mental y ha reconocido arrepentirse, aunque ha dicho que cometió un error civil.
"No fui un buen padre pero eso no me hace un delincuente", ha añadido el exagente, que ha negado que pegara o dañara a los niños, a los que pensaba devolver con su madre.
El hombre ha recordado sus vacaciones navideñas, con un incidente en un hostal en el que tuvo que intervenir la Guardia Civil, y ha relatado que el 1 de enero de 2018 su pareja vio las noticias sobre la búsqueda de los niños, le regañó y trazaron un plan para organizar la entrega de los menores sin que fuera "un circo".
Ha calificado de sandez que dijera de fotografiar a los niños en el suelo y simulando tener sangre, un dato repetido hoy por los dos niños, y ha asegurado que solo les ha dado "cariño y amor".
Su hijo, que ahora tiene 12 años, ha explicado que sintió miedo, que su padre le pegó en diferentes ocasiones y siempre "por tonterías" y que en esos días les pidió que no se acercaran a las ventanas, mientras la madre de los menores ha relatado el sufrimiento que le provocó no saber nada de sus niños.
Ha declarado también como testigo la pareja del procesado, abogada que acudió a la Policía el 2 de enero y entregó las llaves de la vivienda, facilitando así la recuperación de los menores.
Ha expuesto que mintió a los agentes y que la noche antes les impidió entrar a la vivienda "porque allí no pasaba nada anormal".
Una periodista ha declarado que el 28 de diciembre el procesado llamó a una emisora de Sevilla y le dijo que iba a ser "la Juana Rivas de Sevilla y no iba a entregar a los niños con su madre".
Un perito de parte ha explicado que el procesado tenía las condiciones "sumamente mermadas" por su enfermedad mental.
La defensa del procesado también he elevado a definitiva la petición de absolución del acusado, que se enfrenta además a la petición de no poder acercarse a su exmujer ni a los menores durante cinco años y que se le retire la patria potestad por diez años.