La renovación de los líderes provinciales del PP abre viejas heridas del partido en Andalucía. Lo que hasta ahora era diálogo y trabajo hombro a hombro entre Génova y San Fernando a la hora de elegir los líderes de Málaga, Granada y Córdoba, todo parece haber dado un giro al llegar a Sevilla.
El PP andaluz, según fuentes consultadas, no quería que se celebraran los congresos provinciales en plena tercera ola de la pandemia pero la dirección nacional sí. Virginia Pérez, actual presidenta del PP sevillano, convocó el congreso provincial para el 27 de marzo con el visto bueno de Madrid pero no de Andalucía. Ahora, Juanma Moreno, presidente del PP andaluz y de la Junta de Andalucía, ha movido una pieza para plantar cara a esas “decisiones unilaterales” tomadas en Madrid. La dirección regional ha invitado a Juan Ávila, alcalde de Carmona, a que se presentara como candidato a presidir el PP de Sevilla. Virginia Pérez, que creía que iba a revalidar su cargo sin problemas, contará con una candidatura alternativa y ahora trabaja en recoger avales suficientes para presentarse.
Sin embargo, según fuentes del PP, Almería ha sido la causante del incendio en Sevilla. Cuando parecía que Génova y San Fernando habían pactado la candidatura de Javier Aureliano García, actual presidente de la Diputación y secretario general de los populares almerienses, la sombra de Javier Arenas apareció. Arenas, hombre fuerte del partido durante las dos últimas décadas, ha promovido la candidatura de Gabriel Amat, actual presidente del PP de Almería, para evitar que Aureliano García consiga más peso orgánico. Amat, hace unos días, dijo sentirse “con ganas” para revalidar su cargo al frente de un partido que ostenta desde 2004.
La situaciones del PP de Sevilla ha evidenciado la tensión entre Moreno y Pablo Casado, líder nacional. Pero no queda aquí. Arenas se mete en pleno proceso orgánico en Almería, y en el de Sevilla. El expresidente del PP andaluz también ha querido promover la candidatura de Macarena O’Neill, actual secretaria general de Patrimonio Cultural en la Junta. Sin embargo, Arenas va a terminar apoyando a Juan Ávila en Sevilla pero podrá tener un papel más relevante en el candidato a la Alcaldía de Sevilla.
Desde la calle San Fernando han mantenido su postura clara: retrasar los congresos provinciales hasta que mejorara la situación sanitaria ocasionada por la Covid-19 y celebrarlos en un momento que sirviera de “revulsivo” para el partido.
Desde Génova su postura es diferente: celebración inmediata de los congresos provinciales y posteriormente celebrar los autonómicos. Andalucía y Madrid se pusieron de acuerdo en Córdoba, con la candidatura única del diputado andaluz Adolfo Molina; en Granada con Francisco Rodríguez, presidente de la Diputación; y en Málaga con Elías Bendodo, presidente del PP de Málaga y portavoz del Gobierno andaluz. Estos congresos se celebrarán este mes.
En Cádiz, Ana Mestre, presidenta del partido y delegada del Gobierno andaluz, aglutina los apoyos de Moreno y Casado pero la vieja guardia del PP andaluz no. En esa vieja guardia se encuentran nombres como Teófila Martínez, Antonio Sanz o José Ignacio Landaluce, quienes concentran parte del peso orgánico del PP en Cádiz.
En Huelva, según fuentes populares, hay una “crisis de liderazgo” y se podría replantear la situación de Manuel Andrés González, actual presidente del PP onubense. Y, por último, en Jaén se encuentra al frente del partido Juan Diego Requena desde 2017. Según fuentes, Jaén podría convertirse en un nuevo caballo de batalla al estar encima de la mesa el nombre de Juan Bravo, consejero de Hacienda. Cádiz, Huelva, Jaén y Almería aún no tienen fijada una fecha para la celebración de sus congresos. Génova quiere que sea entre marzo y abril.
El papel de Teodoro García
El número 2 de Casado es Teodoro García Egea, su hombre fuerte y quien trata de manejar lo orgánico. García Egea, según fuentes consultadas, trata de restar poder a los barones del partido. “Le preocupa”, dicen, Moreno, al igual que Alberto Núñez Feijóo en Galicia. Sin embargo, a Génova tampoco le interesa una guerra abierta con la dirección andaluza, una vez que el PP llegara a San Telmo por primera vez en democracia.