El surf como terapia para niños con autismo

Publicado: 24/12/2017
Voluntarios utilizan este deporte para intentar "que mejore su autoestima y se relacionen". Actualmente hay más de 150 niños en lista de espera
Més que Surf, una asociación catalana creada el pasado mes de marzo por un grupo de psicólogos y monitores voluntarios, ofrece un programa de surf terapéutico gratuito para niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) en la playa de Aiguadolç en Sitges (Barcelona).

"Intentamos que, a través del grupo, el entorno y el vínculo con el monitor, estos niños puedan mejorar su nivel de autoestima, psicomotricidad y habilidades sociales. Intentamos que se relacionen con los demás niños del grupo", ha explicado a Europa Press el psicólogo y presidente de Més que Surf, Adrián Esteve.

El objetivo de esta iniciativa, en la que han participado niños desde 3 a 18 años, es que, además de hacer surf, hagan talleres de habilidades sociales y "mejoren con objetivos individualizados", ya que, según ha apuntado Esteve, "siempre hay un monitor por cada niño".

Precisamente, el experto ha señalado que el monitor se reúne con la familia del niño para hacer entrevistas individualizadas. "La familia cuenta en qué le gustaría que mejorara su hijo y planteamos una terapia para ayudar mejor a ese niño. Hay que tener en cuenta que hay cosas como el neopreno, las etiquetas o la arena les molesta muchísimo", ha dicho.

Además, ha añadido que hay niños que "no se pueden comunicar" y otros que "se comunican de forma extravagante". "Casi todos son muy rígidos en las rutinas, les cuesta mucho ser flexibles. Al final es un déficit en la socialización, que es muy variable en función de los niños", ha manifestado Esteve.

El programa, en el que colaboran alrededor de 30 monitores, se desarrolla durante dos horas, todos los domingos, en un periodo de dos meses. Esta actividad pretende conseguir una mejora psicológica en todos los niños, a través de la implicación "imprescindible" de todos los actores: padres, niños y monitores.

NIÑOS CON AUTISMO Y NO NIÑOS AUTISTAS

"Lo principal es que son niños con autismo, no son niños autistas, cada uno tiene una personalidad diferente. Si dices niños autistas significa que todos son iguales. Al final es una etiqueta", ha defendido el psicólogo.

Para el presidente de Més que Surf, los niños con autismo "se frustran más rápido" que otros niños, por lo que las primeras sesiones tienen que hacerlas "de manera que no se frustren", ya que, en su opinión, "una vez se frustran ya no vuelven a intentarlo".

"Los padres nos dicen que progresan. Hay niños que no socializaban al llegar y al terminar eran amigos de los demás niños o decían que habían cogido cariño al monitor", ha afirmado Esteve.

Para garantizar la continuidad del proyecto y que no existan barreras económicas para las familias, la asociación ha lanzado una campaña de crowdfunding en la plataforma Gofundme, con el objetivo de recaudar fondos para cubrir los gastos, de manera que el mayor número de niños con TEA puedan acceder a la próxima edición del programa.

MÁS DE 150 NIÑOS EN LISTA DE ESPERA

"El año pasado tuvimos 24 niños, la idea es que más niños puedan acceder, porque tenemos una lista de espera de 150 o 200 niños. Queremos más de 35 niños y que siga siendo un formato terapéutico y no únicamente una actividad recreativa", ha comentado a Europa Press el presidente de la organización.

El dinero recaudado se destinará a pagar los seguros, material adaptado, los desplazamientos o las formaciones. "Ninguno cobramos nada pero hay muchos gastos, el dinero es básicamente para que los niños que están en lista de espera puedan acceder a la terapia", ha afirmado Esteve, al tiempo que ha destacado que las familias con niños con autismo gastan entre 200 y 2.000 euros en su atención.

Hasta el momento, el curso se ha podido llevar a cabo gracias a la autogestión de la asociación, pero actualmente necesita cubrir algunos gastos "imprescindibles" para poder seguir llevando a cabo el programa.

Por ello, Més que Surf pretende recaudar 2.000 euros para cubrir los gastos del material; realizar un estudio de los efectos del programa, donde se analicen los cambios producidos entre los participantes a lo largo del curso; financiar las comidas de los monitores voluntarios; y desarrollar el programa en otras ciudades.

"Queremos poder trasladar este programa a otras partes del territorio. Queremos que no sean sólo ocho semanas, que sea más tiempo y en más lugares", ha concluido el experto.

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