Con esta manifestación, a la que se adhirieron los opositores Partido Democrático (PD) e Italia de los Valores, el mayor sindicato del país quiso salir al paso de las afirmaciones de Berlusconi de que en Italia lo peor de la crisis ya ha pasado.
“Esta es una manifestación con la que se quiere pedir al Gobierno que haga cosas precisas porque los efectos más negativos de la crisis llegarán en las próximas semanas y afectarán sobre todo al empleo”, explicó el líder de la CGIL, Guglielmo Epifani.