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Navarro admite errores pero culpa a los turcos en el ?Yak-42?

El general de Sanidad Vicente Navarro, principal acusado en el juicio por las irregularidades en las identificaciones de 30 de los 62 cadáveres de los militares muertos en el accidente del Yak-42, admitió ayer que hubo errores en la entrega de los cadáveres aunque culpó a los forenses turcos.

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  • Vicente Navarro. -
El general de Sanidad Vicente Navarro, principal acusado en el juicio por las irregularidades en las identificaciones de 30 de los 62 cadáveres de los militares muertos en el accidente del Yak-42, admitió ayer que hubo errores en la entrega de los cadáveres aunque culpó a los forenses turcos. 

Este fue el testimonio ofrecido por Navarro en el juicio que ayer comenzó en la Audiencia Nacional y en el que, además de él, se sientan también en el banquillo el comandante y capitán médicos José Ramírez y Miguel Sáez, respectivamente, todos ellos acusados de dos delitos de falsificación en documentos oficiales, por los que se enfrentan a penas de entre 4 años y medio y 6 de cárcel. 


A lo largo de su interrogatorio, que duró alrededor de dos horas y media, el general Navarro atribuyó a las autoridades y forenses turcos –el siniestro ocurrió el 26 de mayo de 2003 en Trebisonda (Turquía)– problemas con la gestión de los cadáveres, ya que no les permitieron acceder a las cámaras mortuorias, ni les dejaron tomar muestras de los restos, y carecieron de un intérprete. 

“No nos queremos quitar de encima la responsabilidad. Llevo seis años preguntándome qué ocurrió (...). Había tres listas y pude haber bailado números”, admitió Navarro, que no obstante insistió en que también pudieron cometerse errores en los trasvases de bolsas con restos que realizaron “siempre los turcos”. 

En este sentido, Navarro añadió: “No hay ningún general infalible y sabiéndolo todo. Me puedo equivocar como cualquier ser humano. Los generales también se equivocan”. 

El acusado, por otra parte, precisó que el ex ministro de Defensa Federico Trillo, fue quien le pidió personalmente que se desplazara a Turquía para recuperar y repatriar los 62 cadáveres y para “traerlos identificados”. 

Cuando concluyeron sus trabajos, a las diez de la noche del 27 de mayo, precisó Navarro, firmó el acta turca –escrita en turco–, que dos meses después llegó traducido a sus manos y en el que se decía que la delegación española se llevaba los cadáveres sin identificar. “Si esto lo hubiéramos sabido, no lo hubiera firmado”, sostuvo Navarro, que recordó que ya en la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) se realizaron los informes de necropsia que se entregaron a las familias que así lo requirieron, pero que no se expidieron certificados de defunción. 

Ramírez y Sáez declararon en la sesión vespertina del juicio y ambos aseguraron que su trabajo se limitó a anotar las lesiones de los cadáveres y “describir” lo que tenían delante. 

En concreto, el comandante médico Ramírez relató que Navarro les dijo: “Ya están identificados. Nos volvemos a casa”, lo que no le hizo pensar que se hubieran producido errores en las identificaciones, que, recalcó, no realizaron ellos. 

Estos dos acusados coincidieron además en que algunas bolsas con los restos se llegaron a romper y que no se sacaron muestras porque no era el objetivo de su misión y porque nadie se lo pidió. 

En este sentido, Ramírez aseguró que como médico y patólogo, no como forense, le parecía “poco normal” poder identificar unos restos carbonizados como lo estaban algunos de los cuerpos de los militares fallecidos. 

Explicó también que la única manipulación de los cadáveres se produjo por parte de los forenses turcos cuando tomaron muestras, e indicó que se encontraron con cadáveres bien conservados y otros con traumatismos y quemaduras. 

Por su parte, Sáez, que negó haber recibido presiones para realizar una repatriación urgente, señaló que, a instancias de sus superiores, se evitaron términos, como carbonizado y calcinado, para no herir la sensibilidad de los familiares en los informes de necropsia. 

El juicio continuará hoy a las 10.30 de la mañana con la declaración de los primeros testigos, entre los que está previsto que comparezca el general José Antonio Beltrán, que fue el coordinador de la operación de recuperación de los cadáveres.

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