El también arzobispo de Madrid hizo esta advertencia durante el discurso que pronunció en la sesión de apertura de la Asamblea Plenaria de los Obispos, que permanecerá reunida hasta el próximo viernes, y al referirse a la reforma de la ley del aborto.
Para Rouco, “cuando la crisis de la conciencia moral en la sociedad afecta a un bien tan decisivo como es la vida humana y el derecho a la misma, no es de extrañar que la crisis moral pueda extenderse, y de hecho se extienda, a otros aspectos de la existencia de las personas y de las sociedades”.
En los regímenes participativos –dijo también el cardenal– “la regulación de los intereses se produce con frecuencia en beneficio de los más fuertes, que tienen capacidad para maniobrar no sólo las palancas del poder, sino incluso la formación del consenso. En una democracia así, la democracia se convierte fácilmente en una palabra vacía”.
En su discurso, el presidente de la CEE se refirió también a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y reivindicó de nuevo el derecho “fundamental e inalienable de los padres y de las escuelas en colaboración con ellos a educar a sus hijos en los principios morales y religiosos que libremente asumen y cultivan”.
El Estado, agregó, “no puede ignorar tal derecho básico si no es cegando las fuentes de la sustancia moral capaz de configurar y de alimentar al sujeto moral y, en definitiva, al ciudadano responsable”. Y puntualizó que “se violan los derechos de los padres y de las escuelas cuando se impone legalmente a todos una determinada visión antropológica y moral, es decir una formación estatal de las conciencias”.
Tras afirmar que algunas de las cuestiones que en materia de Educación son objeto de discusión entre la Iglesia en España y el Gobierno, podrían resolverse con voluntad de diálogo, el presidente de la CEE se refirió a la crisis económica, afirmando que también la crisis de la conciencia moral afecta no sólo a los campos de los derechos fundamentales, sino también el derecho al trabajo.
“Bastantes y cualificados especialistas consideran –dijo Rouco– que las muy graves dificultades que padece nuestra economía, en el marco de una crisis de carácter mundial, también tienen que ver con una crisis global de naturaleza ética”.
Respuesta de Aído
La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, aseveró ayer en relación con la reforma de la ley del aborto que a la Iglesia Católica le corresponde decir “qué es pecado, pero no qué es delito” y al Gobierno elaborar leyes que afecten “a toda la ciudadanía” con “respeto” a todas las posiciones.
Aído respondió de esta manera a las afirmaciones sobre este asunto del presidente de la Conferencia Episcopal.
Para la Ministra, el Ejecutivo ha afrontado “con serenidad, con sosiego y con diálogo” la reforma de una normativa que equipare a España con el resto de países de su entorno y que lo hará “sin tener en cuenta criterios religiosos o criterios extremos” aún a sabiendas de que en esta materia no se puede “contentar a todo el mundo”.