Estados Unidos alcanzó este sábado la cifra de 3.706.927 casos confirmados de COVID-19 y la de 140.103 fallecidos, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Hacia las 21.00 horas locales (01.00 GMT del domingo), EE.UU. había superado los 140.000 muertos por coronavirus, casi el doble de los registrados en el segundo país con más fallecimientos por la pandemia, Brasil, que acumula 78.772 decesos.
El balance del sábado en Estados Unidos es de 72.120 contagios más que el viernes hacia la misma hora y de 1.027 nuevas muertes.
Pese a que Florida, Texas y California son ahora los estados con más contagios, Nueva York se mantiene todavía como el estado más golpeado en Estados Unidos por la pandemia, con 406.305 casos confirmados y 32.474 fallecidos.
Tan solo en la ciudad de Nueva York han muerto 23.388 personas.
A Nueva York le siguen la vecina Nueva Jersey con 15.699 muertos, Massachusetts con 8.402 y California con 7.613.
Otros estados con un gran número de fallecidos son Illinois con 7.465, Pensilvania con 7.015, Michigan con 6.355, Florida con 4.895 o Connecticut, con 4.396.
En cuanto a contagios, California es el segundo estado -solo por detrás de Nueva York- con 374.522 casos, Florida el tercero, con 337.569, y Texas el cuarto, con 317.768.
El balance provisional de fallecidos -140.103- ha superado ya con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y los 60.000 fallecidos, aunque en sus últimos cálculos auguró ya hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que Estados Unidos llegará al mes de octubre con unos 200.000 muertos, y que para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre podría rozar los 225.000.